En su origen, la grafía del símbolo de cada clave se deriva del nombre de la misma según el sistema de notación musical anglosajón, que nombra a sus notas, y por extensión a sus claves, con letras en vez de con nombres (A en lugar de la, B en lugar de si, etc.). De manera que según este sistema, la clave de sol sería la clave de G, la clave de fa sería la clave de F, y la clave de do sería la clave de C. La G, la F y la C se usarían en su día para simbolizar las claves, y la actual grafía sería una versión transformada de estas letras. Este hecho, se asocia a un monje benedictino italiano, Guido D'Arezzo, que fue el creador de la notación musical, y el que puso las bases para el sistema musical que conocemos en la actualidad, aunque con anterioridad ya hubo otro intento de notación, propuesto por Hucbaldo.
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