Como pueden cambiar tanto las cosas... Un día vas, otro vienes, sin saber muy bien por cual de las veredas encauzar tu lento pero arduo camino: tu vida.
De pronto algo hace que todo lo que en un principio fue una espesa niebla que te impedía ver las cosas con claridad ahora se convierta en un cielo despejado en el cual podría verse hasta la mas mínima mota de polvo...
No se trata del azar, pues yo no creo en tal cosa. Mas bien preferiría llamarlo fruto. Un fruto que germina tras un largo periodo de latencia... Y de el nace una bonita y delicada flor en forma de cariño, afecto, respeto, belleza, dulzura, alegría...
En el momento que pasa la tormenta y ves esa flor crecer te das cuenta de que no ha nacido por otra cosa que no sea para estar contigo. Un día esa flor se abre, habla y te dice cosas que jamás hubieras imaginado que pudieran salir de ella.
Con gusto te sientas a escucharla y te das cuenta que dice cosas muy hermosas, las lagrimas se te saltan... Pero no de tristeza sino de alegría al darte cuenta de que algo tan bello como ella tiene esos sentimientos hacia mi... Y yo los mismos hacia ella.
Esa flor para mi un día fue un sueño... Hoy es mi flor, mi realidad y espero seguir siendo toda mi vida el jardinero de tus sueños...
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